domingo, 12 de febrero de 2012

NOTA EN DIARIO LA NACION

San Valentín, en clave tucumana
Por
Juana Libedinsky LA NACION


NUEVA YORK.- Esta es la época del año en la que, con sólo poner un pie en la calle, con el frío que golpea, una se siente cinco kilos más gorda, una década más vieja y, envuelta en un abrigo para alta montaña y una bufanda de lana, con el mismo glamour que un colchón vencido y una manta vieja.
Naturalmente, estamos en la Fashion Week, en la cual las supermodelos no tienen la decencia de restringirse a las pasarelas sino que invaden la ciudad. Sólo consuela que cuando éstas pasan al lado de las obras en construcción o de algún camión de reparto, reciben tan pocos silbidos, miradas lascivas y ocurrentes comentarios como las señoras disfrazadas de colchones. Es que en la era de lo políticamente correcto y los juicios por acoso sexual no sólo desapareció el piropo, sino todo tipo de lenguaje corporal que demuestre interés por el sexo opuesto.
Esta historia viene a colación de que, para el Día de San Valentín, un círculo de lectores de la ciudad, al escudriñar la literatura latinoamericana tras alguna perlita desconocida, decidió festejarlo comprando todos los ejemplares que un escritor argentino, Orlando Romano, sacó en su Tucumán natal. Es un libro de microrrelatos que lleva el título tremendamente neoyorquino de La Ciudad de los amores breves , con historias "bien al estilo Sex and the City ", según explica el autor.
Por todo eso se supondría que la comprensión de los textos será inmediata. Salvo que uno de ellos se refiere, justamente, a los piropos y las miradas inapropiadas, un hábito que las lectoras del club "Mosaico" -señoras de más de 40 años, y de origen latino- sólo podrían recordar si vuelven a sus países de origen.

viernes, 10 de febrero de 2012

PARA SER ESCRITOR




Son pocos los profesores o escritores profesionales que le dirán al joven escritor, o aspirante a escritor, las cosas fundamentales a tener en cuenta antes de lanzarse en esta Profesión (sí, con mayúsculas) que muchos toman como un simple Hobby o Pasatiempo o como una forma de alcanzar la fama. Cada tanto, mientras mis tiempos lo permitan, escribiré algunas sugerencias para aquellos que deseen, fervientemente, vivir DE y PARA la literatura. Sólo para ellos.
Puede resultar curioso, pero el Talento, el Ingenio, la Facilidad de Palabras y el correcto manejo del lenguaje No son lo primero que necesita un escritor. Lo que necesita es rodearse de unas pocas personas que comprendan y respeten lo que hace. Pueden ser familiares, amigos o colegas, pero debe tratarse de personas que sean capaces de dar ánimo al escritor, justamente, cuando este cae en el desánimo (cosa muy común). Es fácil que el escritor pierda la brújula al ver que sus propósitos en la vida están lejos de coincidir con el de los demás. Mientras otros progresan en sus carreras o trabajos como abogados, médicos e ingenieros, él está encerrado en su habitación imaginando historias. De manera que mi primer consejo es éste: tener cerca alguna persona (de carácter optimista), poco importa que no sea un crítico literario, pero que crea en el escritor y entienda perfectamente por qué hace lo que hace, por qué sueña lo que sueña, las cosas que lo entristecen y aquello que lo hace feliz.